Insecticidas y fungicidas

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La aplicación de agentes de control de plagas suele realizarse dispersando el producto químico en un sistema de disolvente-surfactante (a menudo a base de hidrocarburos) para obtener un preparado homogéneo. Un estudio sobre la letalidad del virus realizado en 1977 demostró que un pesticida concreto no aumentaba la letalidad del virus. Las combinaciones que incluían tensioactivos y el disolvente mostraron claramente que el pretratamiento con ellos aumentaba notablemente la letalidad vírica en los ratones de prueba[10].
Los plaguicidas pueden clasificarse según su mecanismo biológico, su función o su método de aplicación. La mayoría de los plaguicidas actúan envenenando a las plagas[11]. Un plaguicida sistémico se desplaza dentro de una planta tras su absorción por ésta. Con los insecticidas y la mayoría de los fungicidas, este movimiento suele ser hacia arriba (a través del xilema) y hacia fuera. El resultado puede ser una mayor eficacia. Los insecticidas sistémicos, que envenenan el polen y el néctar de las flores, pueden matar a las abejas y a otros polinizadores necesarios[12].
En 2010, se anunció el desarrollo de una nueva clase de fungicidas llamados paldoxinas. Estas actúan aprovechando las sustancias químicas de defensa naturales liberadas por las plantas, llamadas fitoalexinas, que los hongos desintoxican mediante enzimas. Las paldoxinas inhiben las enzimas de desintoxicación de los hongos. Se cree que son más seguras y ecológicas[13].
Iprodiona
La calibración sólo requiere unos minutos y merece la pena dedicarle tiempo por varias razones. En primer lugar, debe aplicarse la cantidad correcta de producto químico para que sea seguro, eficaz y económico. Utilizar más producto químico del necesario es un despilfarro y puede contaminar el medio ambiente; no aplicar suficiente producto químico tampoco es rentable porque el tratamiento es menos eficaz.
Los pulverizadores manuales deben calibrarse para garantizar una aplicación precisa. La calibración debe realizarla la persona que vaya a realizar la aplicación. El operario necesita conocer la dosis de aplicación para poder determinar el porcentaje de un acre cubierto por una cisterna. Multiplicando este porcentaje por la tasa de aplicación recomendada por acre, el operador puede hallar la cantidad de producto químico necesaria para cada cisterna. Antes de comenzar la calibración, haga funcionar el pulverizador sólo con agua para asegurarse de que todas las piezas funcionan correctamente. Los pulverizadores de mochila, las pistolas y otros pulverizadores manuales pueden calibrarse con los métodos siguientes.
Calibrar un pulverizador para tratar árboles es similar a hacerlo para una parcela, excepto que se determina la dosis de aplicación por árbol en lugar de la dosis por acre.Siga estos pasos Determinación de la cantidad de producto químico
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Tras la primera reunión del Grupo de Trabajo en 1971, se nombraron dos Paneles: Panel para la Evaluación Biológica de Fungicidas y Panel para la Evaluación Biológica de Insecticidas, Acaricidas y Nematicidas. Desde 1972 hasta 1984, celebraron sus reuniones a menudo conjuntamente e inmediatamente después del Grupo de Trabajo sobre Plaguicidas (desde 1988 GT sobre Productos Fitosanitarios). Durante la reunión de Madrid (1984), se propuso un nuevo enfoque: el GT sólo debía debatir las cuestiones principales, y el examen y debate de las directrices debía dejarse a los Paneles específicos. Así, en 1985, dos Paneles se fusionaron en uno sobre Evaluación Biológica de Fungicidas e Insecticidas, Acaricidas y Nematicidas. En 1988, el Panel se convirtió en el Panel para la Evaluación Biológica de Fungicidas e Insecticidas. Sólo en 1989 se cambió el término "evaluación biológica" por el de "evaluación de la eficacia", y desde entonces el nombre del Panel ha seguido siendo el mismo.
El Panel para la Evaluación de la Eficacia de Fungicidas e Insecticidas considera todos los aspectos de los requisitos de datos para la evaluación de la eficacia de los productos fitosanitarios y promueve la armonización para facilitar la comunicación y el intercambio de datos reglamentarios sobre productos fitosanitarios entre las autoridades de diferentes países y entre la industria (solicitantes) y los reguladores.
Herbicida
Las enfermedades son una de las principales fuentes de daños en los cultivos y las plantas, y pueden estar causadas por diversos organismos fitopatógenos (causantes de enfermedades). Los hongos son la principal causa de pérdida de cosechas en todo el mundo. Los virus, los nematodos y las bacterias también causan enfermedades en las plantas (Figuras 1, 3, 4). Factores abióticos (no vivos), como la carencia de nutrientes y la contaminación atmosférica (comparen las figuras 2, 5 y 6), y también los insectos (figura 6), pueden provocar síntomas parecidos a los causados por patógenos.
Los fungicidas, herbicidas e insecticidas son plaguicidas utilizados en la protección de las plantas. Un fungicida es un tipo específico de plaguicida que controla las enfermedades fúngicas inhibiendo o matando específicamente el hongo causante de la enfermedad. No todas las enfermedades causadas por hongos pueden controlarse adecuadamente con fungicidas. Entre ellas se encuentran las enfermedades vasculares Fusarium y Verticillium wilt (Figura 7). Las enfermedades causadas por otros tipos de organismos, los trastornos provocados por factores abióticos y los daños causados por insectos no se controlan con fungicidas. Por lo tanto, es esencial determinar primero la causa de los síntomas antes de aplicar un fungicida.